NO A LOS 400€

Estimado Sr. Presidente,

Vaya por delante que le voté en las pasadas elecciones generales, de lo que no me arrepiento, pues valoro más los aciertos y los avances sociales que se han producido a lo largo de ella, que los errores cometidos, que han sido unos cuantos.

Una de las cosas que más me enervan en esta vida es la habitual queja de mis conciudadanos sobre el sistema fiscal, protesta que se produce en dos direcciones:

• Sensación habitual de que la cantidad cobrada por el Fisco es excesiva
• Consideración de que nuestro dinero se pierde y/o infrautiliza.

Dicho en otras palabras, estoy harto de aguantar las quejas de la gente, por un lado protestando porque pagamos demasiados impuestos, por otro protestando por la falta de ayudas, por la deficiencia en infraestructuras y, en general, por un sinfín de cosas que el Estado debería realizar con el dinero que le damos. Frecuentemente se cita a los países nórdicos como ejemplo y paradigma del estado del bienestar, olvidando o ninguneando el hecho de que las tasas impositivas son elevadísimas en aquellos lares.

Yo también quiero que el estado del bienestar se perfeccione y se desarrolle y cada vez cubra más áreas. Faltaría más. Ahora bien, vd. y yo sabemos que eso no es gratis y que el dinero de las arcas públicas proviene de los impuestos que nos vemos obligados a pagar. Por favor, no nos maleduquen.

Les ruego que tampoco sigan vendiéndonos falsas reducciones de impuestos subastándolas en tiempos electorales presuponiendo (y, lamentablemente, frecuentemente acertando) que vamos a entregar el voto a cambio de las mismas. Algunos sabemos que ese dinero se recupera de otras formas, normalmente subiendo los impuestos indirectos que son los que más perjudican a las rentas más bajas, a aquellas personas con menor capacidad de ahorro. Es público aunque no sé si tan notorio, que las bajadas producidas en los últimos años no han redundado en una reducción de la presión fiscal soportada.

Es muy bonito ver las cuentas públicas saneadas (aunque algunos no veamos con tan malos ojos el déficit público) pero no pretendo que me devuelvan por ello parte del dinero que les he dado, creando la sensación de que me han cobrado demasiado. Utilícelo en aquello que sea necesario. Si hay de sobra, ahórrelo para cuando vengan las vacas flacas. O dónelo al Tercer Mundo (ayyyyyyy, 0’7%). Pero, por favor, díganos la verdad. Díganos que la Sanidad Pública tiene un coste. Cuéntenos que las becas y las ayudas también lo tienen.
Explíquenos que la lista interminable de cosas que a cualquiera con sentido común le vendría a la cabeza tienen un coste y que no se hacen por su imposibilidad económica y no por dejadez.

Sigan peleándose los partidos políticos por ofrecer la mayor rebaja de impuestos y, además de cargarse el estado del bienestar y el sistema, conseguirán que algunos comencemos a sopesar el afiliarnos a partidos que prometan una subida de impuestos a cambio de mejorar las cosas.

Por favor, denos, de verdad, motivos para creer.

Atentamente,

Un ciudadano.