La noche en que conocí a Batman

El día amenazaba tormenta pero no fue hasta la noche cuando el cielo comenzó a arrojar el líquido elemento con furia y saña sobre nuestras cabezas que, afortunadamente, estaban a cubierto en el teatro. Rugía con tal fuerza que el sonido de los truenos casi podía oírse desde el patio de butacas.

Una vez terminada la función, de la que lo único que recuerdo es que fue breve, decidimos aguardar en el bar de enfrente a que terminara de llover aunque, en realidad, la salida del mismo se produjo bastante después de que esto sucediese. Mi despiste habitual y las cervezas ingeridas me animaron a tomar un atajo que atravesaba un callejón del centro nada recomendable para pasear por la noche. Pronto pude comprobar lo equivocado de mi decisión cuando una pareja de chorizos decidió acercarse para desearme buenas noches. No debí negarme a prestarles algo de dinero para coger un taxi de vuelta a su hotel pero no estaba precisamente en mi momento más lúcido y pronto pude comprobar el brillo de la hoja de una navaja acercarse a mi cuello.

Sentí el acero por debajo de la barbilla y, en un movimiento reflejo e incontrolado, alcé la cabeza gracias a lo cual pude ver una figura negra emerger de las sombras. La expresividad de mi rostro hizo que mis agresores se dieran la vuelta, momento en que la presión ejercida sobre mí comenzó a aflojarse. Todo transcurrió muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos. El callejón, escasamente iluminado, quedó completamente a oscuras por unos segundos. Pude escuchar el ruido del acero al chocar con el asfalto y al volver el fino haz de luz apenas pude distinguir a lo lejos una figura humana con alas de murciélago en la espalda. A mis pies, los dos amigos sumidos en un grado de inconsciencia similar al producido por un litro de absenta.

La mañana siguiente la pasé reflexionando sobre la inconsciencia que había cometido la noche anterior y la suerte que había tenido. Fue entonces cuando decidí que jamás volvería a un bar donde sirvan garrafón.


Octubre 2004,
Escrito para la extinta PENDASCO en su número dedicado a los Superhéroes.
En su lugar fue publicado el texto "UN CAFÉ CON LECHE Y UN CROISSANT" sobre Superlópez.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Seguro que además las copas eran con pepsi... Simplemente comentarle que, siendo un fan de Spiderman, el lado oscuro de Batman atrae mucho mucho. Le recomiendo, si no lo conoce, que lea "El regreso del caballero oscuro", un cómic de Fran Miller, con un Batman viejo, decadente y retirado que no tiene más remedio que regresar
Kaximpo ha dicho que…
Hola. Como seguidor de la supermedianía de acero, me encantaría leer tu cuento sobre Superlópez. ¿Alguna posibilidad...?

Un saludo.
Pablo Gonzalo ha dicho que…
Me uno al comentario/petición anterior sobre superlópez. La viñeta que da título al cuento se me quedó grabada en la mente desde que la leí y me he vuelto a reir recordándola como un gilipollas en los momentos más insospechados... Es surrealista y maravillosa.
Yago ha dicho que…
Contesto por partes:
a) Casualmente soy fan, a partes iguales, de Batman y Spiderman. No dudaré en leer el comic recomendado.
b) Kaximpo: en cuanto el sr. Presidente confiese que esta es su nueva identidad, prometo publicar el cuento pese a que no tenía intención. El domingo por la tarde.
c) Querido Ciabogas: raro me parece que no lo leyera en su momento en la revista pero, vamos, lo publicaré para que lo haga. Le tengo en mente cuando pienso en esa frase. Junto con nuestro comino, es algo que compartimos.

Entradas populares de este blog

El Espíritu de los Tiempos ¿Moda, Tendencia o Permanencia?

Nikko, el primer contacto con el Japón tradicional