Bochorno Político

Nuevamente, la clase política española hace alarde de una sinvergonzonería, desfachatez e ínfima catadura moral que da un motivo más a aquellos que, por una razón u otra, deciden no ejercer su derecho a voto. El bochornoso espectáculo mediático que ha supuesto la elaboración de las listas del PP de cara a las próximas elecciones debería hacernos reflexionar a todos y enviar a los partidos el mensaje claro e inequívoco de que con nuestro voto no se juega.

Sabido es por todos que la cultura democrática del cuasi partido único de la derecha de nuestro país brilla por su ausencia. Estamos todos habituados a su altanería y soberbia, al insulto permanente a nuestra inteligencia y al desprecio descarado que muestran hacia todas las ideas y posturas divergentes de las suyas.

Los que no somos votantes ni simpatizantes suyos no esperamos gran cosa de ellos y por ello no nos sorprende que, en el fragor de sus públicas (por mucho que intenten soterrarlas a toda costa) disputas internas, los problemas de los ciudadanos (cuatro palabras que a menudo salen de la boca de Rajoy, por cierto) queden marginados en un rincón.


Pocas cosas nos sorprenden ya de este partido tras los últimos 12 años pero, a pesar de todo ello, el estupor y la sorpresa por el affaire Gallardón han sido mayúsculos: Lo desesperanzador (irónica palabra en este contexto) no es que el único político de la primera línea de ese partido que muestra un mínimo de educación y respeto por sus semejantes, además de ser el teórico adalid y prueba de su presunto viaje al centro desaparezca de las listas electorales. Aunque el cordero sea sólo piel, en estos tiempos de enconados enfrentamientos partidistas, se agradece un mínimo de talante.

Tampoco lo es que por fin se quiten la careta y admitan de forma clara y meridiana que son un partido ideológicamente a la rancia y carpetovetónica derecha, pues esto, teóricamente, debería beneficiar a todos los que somos votantes de izquierda.

Lo verdaderamente indignante de este asunto ha sido el hecho de que se han pasado literalmente por el forro a todos los habitantes y votantes de la Comunidad de Madrid, especial e increíblemente, a lo suyos propios, que estarán tan desconcertados como nosotros al ver que tanto la alcaldía como la presidencia de la Comunidad de Madrid ocupan el último lugar en las preocupaciones e inquietudes de los Sres. Gallardón y Aguirre. Con sus amenazas reiteradas (dimisión, abandono de la política, etc.), menos de un año después de haberse presentado a unas elecciones en las que arrasaron, no sólo muestran un insulto cruel y despiadado hacia sus votantes y gobernados, sino que supone una falta gravísima a los preceptos democráticos.

Nos crea así la duda de, si el PP ganara las elecciones, nos gobernaría Mariano o se retiraría a fumar puros y ver ciclismo para dejarnos nuevamente en las manos de Aznar y sus veleidades megalómanas.

Pero dejémonos de lamentos y quejas estériles. Acudamos todos a votar el 9 de Marzo y demostremos que, aunque mejorable, creemos en el sistema, en el poder que nos otorga nuestro derecho a introducir la papeleta en la urna y hagámosles saber que sus acciones tienen consecuencias.

Muchos votantes del PP no se sienten ni ideológica ni formalmente representados por los actuales responsables de ese partido y confío en que su línea triunfe finalmente y algún día podamos tener una derecha moderna, democrática y responsable como sucede en la mayoría de las democracias europeas. Nunca les votaré, por compromiso y coherencia con mis ideas de izquierda, pero conseguirán que nunca vote una opción de este ala que no me convenza sólo porque el miedo a que lo que venga pueda ser peor.

Comentarios

Pablo Gonzalo ha dicho que…
Tanto el PP como la Iglesia llevan haciendo campaña por el PSOE desde hace meses, movilizando el voto de la izquierda con una eficacia y diligencia encomiables. Y mira que Zapatero tampoco lo pone fácil con las chorradas de los 400€ y demás, pero oiga, que quiere que le diga, a mi lo otro me acojona mucho, mucho, mucho.
Yago ha dicho que…
Exactamente lo que me pasa a mí. Y quiero elegir libremente sin la presión que supone el riesgo de que llegue eso que tanto nos acojona a vd. y a mi.

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