#spanishrevolution:También falta autocrítica

Hace dos semanas, miles de personas frustradas y cabreadas decidieron que no aguantaban más y se echaron a la calle para manifestarse en pro de unos cambios en el sistema que perfeccionen nuestro devaluado sistema democrático y que esta sea la vía para alcanzar una sociedad más justa.

Esta manifestación de una voluntad de cambio pilló por sorpresa a los principales partidos políticos, inmersos por entonces en plena batalla electoral, luchando por evitar la defenestración electoral unos (los socialistas) y por dar una estocada mortal los otros (los conservadores) que les facilite la llegada al poder en las Elecciones del próximo año.

Como telón de fondo, la profunda crisis económica que tristemente nos acompaña desde hace casi 3 años y que, como suele ser habitual, se está llevando por delante a mucha gente de a pie mientras otros, los causantes, políticos, banqueros y demás, se van de rositas, incólumes y amparados por un sistema que les protege a ellos y no a los más débiles, un sistema que han ido modelando poco a poco a golpe de ladrillo y especulación en solares y plazas bursátiles.

Esta crisis tuvo su origen en la política económica del Partido Popular que, apostando por un modelo de crecimiento cortoplacista y sustentado en la construcción, provocó que los precios de la vivienda se dispararan hasta el infinito y más allá mientras los bancos prestaban el dinero con una facilidad rayana en el despilfarro y los ciudadanos hacíamos colas en las sucursales.

Los Socialistas llegaron después y, como el modelo todavía funcionaba, pese a que era evidente que la burbuja estaba a punto de estallar, optaron por no tocarlo y dedicarse a otras cosas hasta que, como no podía ser de otra forma, les estalló en las narices. A partir de ahí, una incapacidad notable para gestionarla entre retóricas negaciones de su existencia y optimistas visiones de una salida rápida.

Ahora las colas las hacemos en las oficinas del INEM.

He aquí un vídeo ilustrativo que explica perfectamente lo sucedido aunque habría que añadir algo sobre lo que volveremos al final de este post:


Finalmente, la solución más trágica, impulsada desde fuera por la conservadora Unión Europea y bendecida por la pseudosocialdemocracia de Obama, consistente en una serie de medidas de difícil digestión para cualquier votante de izquierdas: recorte del gasto social y reforma del mercado laboral al más puro estilo de la derecha. ¿Alguien en su sano juicio cree de verdad que facilitar el despido es la mejor forma de crear empleo en un país cuyos empresarios y directivos ven a los trabajadores como un gasto en el que no tienen más remedio que incurrir y que, por tanto, tienen que minimizar?

Con semejante panorama y viendo que el sistema democrático actual se encamina hacia el bipartidismo definitivo, dejándonos sin opciones ni alternativa, permitiendo que el castigo de uno sea el beneficio del otro, unos valientes se echaron a la calle y… decidieron quedarse. Desde entonces, algunos que lo mirábamos con desconfianza inicial nos hemos ido sumando emocionados de ver que, por fin, algo se mueve.

A estas alturas de la película en Sol se debate si levantar o no el campamento y cómo va a continuar el movimiento. Mientras, los Populares se regodean en su aplastante triunfo y se mofan del movimiento mientras el PSOE anda demasiado preocupado por sus problemas internos para ver lo que pasa en la calle. El cómo han resuelto la elección del primer líder post Zapatero es la prueba.

Creo que el Movimiento va a seguir y creo que va a tener resultados. Creo que va a valer para algo, aunque sea para demostrarles a los que mandan que no nos vamos a quedar con los brazos cruzados. Pero, para que esto llegue a alguna parte, para que de verdad consigamos cambiar algo, nosotros, los ciudadanos, también debemos hacer una reflexión profunda: en esa época de bonanza y de regalo hipotecario, muchos se subieron al carro. Somos un país al que le caracteriza su ambición por poseer cosas y el ansia por medrar y aparentar. Eso es lo que nos llevó a aceptar hipotecas imposibles de pagar mordiendo el anzuelo del banco. Mucha gente aprovechó la inusitada facilidad para conseguir préstamos y, sin importar el coste, aprovechó para comprar el coche (cuanto más grande y caro mejor), muebles caros y otras muchas cosas. También muchos aprovecharon para vender la casa todo lo caro que fuera posible, subiendo así el precio medio de todo su barrio, y poder comprar una casa más grande. Todo bajo el lema “Alquilar es tirar el dinero a la basura”.

Y en este juego especulativo a pequeña escala, que fue creciendo y creciendo según se iba sumando más gente, entraron personas de toda ideología y condición, de derecha e izquierda, gente con trabajos cualificados y sueldos altos o gente con trabajo humilde y sueldo modesto. Todos ellos han puesto su granito de arena para llegar a donde estamos.

Por tanto, si queremos una sociedad más justa y una democracia más participativa y real y así se lo exigimos a los que nos gobiernan (desde el sistema político o desde el financiero), debemos empezar por hacer autocrítica y reconocer que tampoco nosotros estuvimos a la altura.






















Comentarios

Gonzalo Visedo ha dicho que…
Amén
Marisu ha dicho que…
Bien por tu granito de arena.Todos y todas poniendo alguno tendremos parte de lo necesario para la argamasa a emplear en la construcción del futuro.
luiso ha dicho que…
Tiene gracia que lo que reclama el movimiento va en consonancia con las históricas reclamaciones de la izquierda. Pero claro, la izquierda dejó de nadar contracorriente en una europa que abrazaba el neoliberalismo y, salvo pequeños detalles que son los que siempre marcarán la diferencia entre unos y otros, dejó sus sueños recluidos en sus idearios políticos. La izquierda debe replantearse qué significa y por qué lucha, porque si abandona esos ideales desaparecerá politicamente.
Es hora de ser valientes y dar un paso al frente, de cuestionar -porque nosotros cuestionamos- lo que se ha venido haciendo y abrir las ventanas para que entre aire fresco.
Pablo ha dicho que…
Lo que demuestra esta crisis, como casi todas las anteriores, es que la autorregulación de los mercados es una gran falacia, que el ser humano es tan inteligente en términos individuales como tonto lo es en masa. Que es necesario controlar a los poderosos (Luis Rojo, el mejor economista que ha tenido este país lo hizo). También, que nuestros políticos, de derechas e izquierdas, son nefastos, y que la única solución posible es precisamennte una de las propuestas de este movimiento, la auditoria y control ciudadano de los responsables políticos. Como llevar eso a cabo, es harina de otro costal, difícil, pero merece la pena intentarlo.

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