Gallardón se quita la careta

Hace pocos días todos recibimos estupefactos la noticia de la trágica muerte de Álvaro Ussía a manos de los porteros de la discoteca del Balcón de Rosales, en Madrid.

La reacción de quien gobierna la ciudad, ese alcalde que bien presume de ser el representante de la modernidad y la tolerancia en la derecha, con esa imagen de “rojo” encubierto y ese aspecto de niño bueno, no ha sido otra que la de cerrar bares, salas y locales a diestro y siniestro, agarrándose a la excusa de irregularidades en las licencias. Al margen del corte fascistoide de la medida, no es sino la típica maniobra de distracción para encubrir la falta de legislación y actuación previas sobre la seguridad de los locales nocturnos.

Amigo Gallardón, la solución no está en cerrar locales, en prohibir actividades, que es lo único que ustedes los de la derecha saben hacer dentro de esa particular concepción que tienen de la democracia. La solución está en regular y vigilar el sector para evitar sucesos como este. Y ya puestos, le informo de que, en muchas discotecas y locales, estos porteros sólo tienen como misión asegurarse de que las drogas se venden bien para que las mafias para las que trabajan que, de hecho, imponen a los dueños su presencia bajo amenazas veladas. Pero seguro que esto lo sabía usted y le importa un cojón siempre y cuando no salga en las noticias y mancille su buena imagen.

No dudo de que muchos sitios merezcan ser cerrados pero debe hacerse ajustándose a la ley, el orden y, por supuesto, el sentido común y no por un venazo dictatorial y oportunista como el que le ha sacudido a usted. Cargándose La Riviera, amigo, no devuelve a Álvaro la vida ni, lo que es peor, ayuda a que sucesos como este no se repitan más. Cerrando La Riviera tan sólo consigue poner de manifiesto su autoritarismo y, de paso, matar un poco más la débil actividad cultural de nuestra ciudad. Le recomiendo, a usted y al resto de lectores, el magnífico artículo de Diego Manrique publicado ayer en El País. Quizá le abra a usted los ojos. Claro que, a lo mejor, usted prefiere que permanezcan cerrados tras sus gafas de “sapientín”, mantener esa falsa imagen de inocencia mientras lanza esos golpes de efecto que distraigan nuestra atención y no podamos ver como destruye nuestra ciudad poco a poco.

Comentarios

Pablo Gonzalo ha dicho que…
Se nota que lo de La Riviera le ha dolido. ¿Por qué la han cerrado? ¿La calidad de la cerveza quizás?

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