Kioto, la ciudad interminable



Por fin llegó el Jueves y, con él, uno de los momentos más esperados del viaje: nuestro primer shinkansen (tren bala) rumbo a la mítica Kioto. Para ello debíamos activar nuestro Japan Rail Pass que nos daría acceso ilimitado a los trenes japoneses. La tarea en si resultó ser bastante sencilla, lo complicado fue dar con la pertinente oficina, sólo una de las muchas que hay en la enorme Tokyo Station; las indicaciones de los diferentes empleados de JR no fueron suficientes y su ubicación en un escondido rincón, mimetizada entre varias oficinas de venta de billetes, no ayudaba demasiado. Por fortuna, el personal es solícito, atento, rápido y eficiente permitiendo que apenas un cuarto de hora después estuviéramos ya en la cola de acceso a nuestro vagón. Es emocionante viajar en un tren "bala" cuyo apelativo se justifica plenamente tan pronto se pone en marcha; la velocidad es de vértigo, el paisaje que asoma por las ventanillas es apenas una imagen fugaz y, a pesar de las numerosas paradas, recorrimos los casi 600 kilómetro de distancia que separan ambas urbes en algo más de dos horas.



Resulta curioso que Tokio y Kioto sean la misma palabra con las sílabas desordenadas, metáfora de la diferencia que hay entre ambas ciudades. Si una representa la modernidad más vanguardista, la otra representa la tradición y la historia, y en ambas, escondido entre sus calles, se encuentra el Japón antiguo. La suma de estas dos ciudades sintetiza pues la esencia de la dualidad nipona: Tradición y Modernidad, Historia y Futuro. Ciudades de cemento y neón que se mezclan con parques y bosques urbanos para abrigar y ocultar los templos medievales.
La visita turística es simplemente apabullante. La lista de templos es infinita y, aunque uno quiera limitarse a los importantes, a los fundamentales, siguen siendo muchos. Mi recuerdo de la ciudad es el de largas caminatas bajo un calor sofocante, casi insoportable cuando el sol vencía su batalla con las nubes y conseguía separarlas por un rato. El esfuerzo se veía compensado al entrar en sitios memorables como el Kinkaku-Ji o "Golden Pavillion" (Templo Dorado), con sus paredes de láminas de pan de oro que le dan una apariencia casi irreal. Al situarse frente a él, uno parece que esté viendo un cuadro.



Sé que repito esta frase y quizá no sea la última vez: En Japón siempre hay algo más que ver y en Kioto más aún: la propia estación de tren, de diseño rabiosamente futurista, es un espectáculo; las animadas calles del casco urbano, techadas para proteger de la lluvia, con el enorme y variado Mercado de Nishiki en medio; un paseo por la orilla del Kamo Gawa, uno de los dos ríos que atraviesan la ciudad y la calle Ponto-Cho que por la noche luce en todo su esplendor. Y por supuesto Gion, el barrio de las geishas, que esconce en su interior lo que la guía califica como la calle más hermosa de toda Asia: Shirakawa Minami-Dori. No he viajado lo suficiente para corroborar la afirmación en toda su extensión pero sí puedo dar fe de una belleza singular que se ve y se siente al pasear por ella.
Kyoto tiene mucho que ver y mucho que ofrecer. Cierro mis ojos para recorrerla una vez más.


Kioto:

14 Agosto: Templo Higashi Hogan-Ji/ Templo Nishi Hogan-Ji/ Torre Kioto / Estación de Tren
15Agosto: TemploToji (la Pagoda más alta)/ Castillo Nijo-Jo/ Palacio Imperial/ Mercado Nishiki/ Ponto Cho/ Gion/Templo Shoshei-En/ Maruyama/ Templo Yasaka-Jinja
16 Agosto: Templo Gingaku-Ji (Templo de la Plata)/ Camino de la Filosofía/ Templo Nanzen-Ji/ Templo Eikan-Do/ Templo Honen-In/ Templo Heigan-Jingu/ Templo Kyomizu Dera/ Maruyama/Templo Kodai-Ji/ Templo Ninen-Zaka/Gion (Ninen-Zaka y Sannon-Zaka)
17 Agosto: Templo Kinkaku -Ji (Golden Pavillion)/ Templo Ryoan-Ji/ Templo Ninna-Ji y excursión a Himeji.
18 Agosto: Excursión de día a Nara y visita al Templo Fushimi-Inari Taisha (Kioto) por la tarde/noche.
19 Agosto: Templo Sanjusangendo y tren rumbo a Hiroshima.


Comentarios

Gonzalo Visedo ha dicho que…
No había caido yo en eso de las letras de Kioto y Tokio... Qué cosas... Pues nada, esperaremos impacientes sus aventuras cual Marco que va de los Apeninos a los Andes.
Yago ha dicho que…
Pues yo caí mientras preparaba el viaje. Además, si se fija, pasa en todos los idiomas, al menos en inglés (Tokyo, Kyoto) y en japonés (fonéticamente, no sé si también por escrito).

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